La Paz y la Amistad. Así se llama el pabellón del Olympiacos donde hoy (19.00 h, C+ Dep.) el Real Madrid inicia el asalto a la Final Four de Milán, la que sería su segunda consecutiva, dato inédito en 18 años. Tiene tres intentos y sabe que no encontrará ni paz ni amistad sino todo lo contrario.
"Vamos a una guerra que será peor que la del Palacio", dijo Sergio Llull.
Hay bromas en el vestuario blanco en torno a lo que les espera en el tercer encuentro de la eliminatoria contra el bicampeón de Europa. Desde luego, el clima del viejo pabellón (se inauguró en 1985) es terrible, como toda la vida. Jugar en El Pireo es incómodo para cualquiera.
En esta temporada, sólo Barça y Emporio Armani pudieron ganar allí después de 12 partidos. En la pasada, fueron cuatro derrotas en 15 encuentros, pero en los partidos decisivos, en el playoff ante el Anadolu Efes previo a la Final Four, el Olympiacos sumó tres victorias. Factor cancha.
Sólido en casa
Hace dos campañas, cuando inició su reinado en el continente, el equipo del puerto de Atenas sólo perdió en casa ante el CSKA. El formato de la Euroliga estaba recortado, pero su consistencia como local es incuestionable. Total: 7 derrotas en los últimos 37 encuentros en la Euroliga. Y, sin embargo, los jugadores y el cuerpo técnico del Madrid piensan que es más difícil de llevar el ambiente del OAKA, la cancha del Panathinaikos. "Está más cerca la grada", dicen.
Aunque Bartzokas, el entrenador del Olympiacos, habló más de la cuenta antes del segundo encuentro, no hay temor a los factores externos. Grecia es Grecia, pero ya no suelen caer Dracmas. Una ventaja del paso al euro.
Laso bromeaba ayer sobre esto recordando una visita con el Madrid en los 90 cuando los árbitros, amedrentados, no dieron válida una canasta dentro de tiempo de Arlauckas. "Debemos estar por encima de los factores externos y dedicarnos a jugar al baloncesto. Lo que más me preocupa es mi equipo. Lo otro no lo controlo. La sensación del equipo es buena".
No hace falta, pero en estas últimas horas, Laso hace terapia de grupo y espera que calen sus mensajes. "No se habla del campeón de Europa y pensar que ganarles es fácil. Será muy difícil. No me gusta pensar en el match ball. Si estuviéramos tranquilos por ir 2-0 a Atenas, sería un error". Llull seguía a lo suyo, apretando los dientes para la batalla. "Vamos a intentar igualar su dureza e intentar ganar".
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