ALONZO MOURNING SERA INMORTALIZADO


MIAMI -- Algunas personas esperan toda una vida para ingresar al Salón de la Fama. Alonzo Mourning está tan ocupado en su carrera post NBA que todo esto parece un desafío que exprime su propia inducción. Sólo unas semanas atrás, Mourning estaba saturado de pendientes por lo que tuvo que hacer malabares.

Como un orgulloso padre, recientemente instaló a su hijo más grande, Trey, en su primer año en Georgetown, donde el joven prospecto que juega como ala pívot continúa el legado de la familia de Hoyas con los grandes hombres.
Como un activista de la comunidad y campeón que ofrece sus servicios a los niños, Mourning donó un millón de dólares a un conglomerado de saludad el mes pasado y ha estado implementando planes para utilizar los recursos a favor de su fundación Overtown Youth Center en Miami, entre otros programas.
Y como una de las caras desde hace tiempo con la franquicia del Miami Heat, incluso hasta bien entrado su retiro, Mourning ha encabezado los esfuerzos del equipo para restaurar la confianza en los fanáticos que quedaron devastados con la abrupta partida como agente libre de LeBron James a Cleveland el mes pasado.
Considerando todo lo que ha habido en su itinerario últimamente, Mourning probablemente no había trabajado así de fuerte durante su condecorada carrera como jugador que abarcó 15 temporadas en la NBA. Pero cuando uno de los centros más dominantes en la historia de la NBA ingrese en Springfield para las ceremonias de entronización de este viernes, será tan esencial mencionar los hombros de los tres hombres sobre quienes de manera colectiva desafió, salvó y redefinió su vida.

Es el legendario entrenador de Georgetown, John Thompson, el mentor a lo largo de la vida de Mourning, a quien le acredita lo que ha aprendido y lo ha hecho un hombre responsable.
Está Jason Cooper, el primo quien donó el riñón para el trasplante que Mourning insiste le salvó tanto su carrera así como de tener una salud duradera. Y también al presidente del Heat, Pat Riley, quien regaló a Mourning lecciones de profesionalismo, perseverancia y paciencia para convertirse en campeón de la NBA.
Cuando Mourning tome su turno para subir al pódium para ofrecer su discurso de aceptación, espera escuchar y aprender más sobre el impacto que Thompson, Cooper y Riley han tenido en su vida y carrera que cualquier otra cosa que tenga que decir en relación con el impacto individual que él haya tenido en el juego.
"No voy a ingresar al Salón de la Fama en solitario", Mourning ha sostenido en diversas entrevistas de cara a la inducción de este viernes. "Realmente se lo debo a muchas personas que contribuyeron en mi bienestar, no sólo como atleta profesional sino como persona. Estoy muy agradecido por las oportunidades, y cómo cada uno en lo individual me dieron una parte de ellos a lo largo de mi vida".
Mourning, quien ingresará al Salón de la Fama en su primer nominación, encabeza a los 10 miembros de la clase que además incluye a los ex jugadores: Mitch Richmond, Bob Leonard, Nat Clifton, Sarunas Marciulionis y Guy Rodgers; los entrenadores Nolan Richardson y Gary Williams; el ex comisionado de la NBA, David Stern y los equipos campeones femeniles de la Universidad Inmaculada a principios de la década de 1970.
El currículum de básquetbol de Mourning habla por sí solo. Él fue siete veces al Juego de Estrellas, ganó dos veces el premio como Jugador Defensivo del Año, fue medallista olímpico de oro e integrante del Heat que se proclamó campeón en 2006. Él jugó durante una era que tuvo a algunos de los mejores pívots en la historia, como Hakeem Olajuwon, Patrick Ewing, David Robinson y Shaquille O'Neal.

Aunque él no fue tan llamativo y poderoso como algunos, o con los talentos ofensivos de otros, Mourning enfrentó este deporte con un nivel de intensidad tan alto que, de acuerdo a sus compañeros de equipo, frecuentemente lo dejó vomitando durante los tiempos fuera en los partidos para quitarse la tensión y la ansiedad. Él merece su sitio en el Salón de la Fama junto al resto de los hombres grandes a los que enfrentó en el poste bajo durante los 90 y los primeros años del nuevo siglo.
"Cuando hablas de Alonzo... todo se reduce a que él era el guerrero por excelencia", dijo Riley en alguna ocasión. "Nadie con quien yo haya estado ha dado más sangre y sudor en este deporte que este hombre, Alonzo. Él lo dio todo para él básquetbol, pero como competidor, nunca cedió ni un centímetro".

Incluso con todos sus logros, Mourning ha considerado que su mayor logro es haber vuelto tras un trasplante de riñón en 2003, luego de una década en la liga.

Tim Hardaway, su ex compañero en el Heat, estaba al lado de Mourning como integrantes del equipo Olímpico en Sydney 2000, cuando se dieron las preocupaciones iniciales acerca de la salud de Mourning.
"Empujábamos hacia adentro la piel en su pierna, y no regresaba de inmediato. Se quedaba hundida, y luego salía, pero muy lento", recordó Hardaway en una entrevista con ESPN.com. "Los doctores decían, 'Quizá la cinta está muy apretada. No hay que precipitarnos, primero volvamos a Estados Unidos'".
Tras volver de los Olímpicos, se realizaron más exámenes que finalmente confirmaron la enfermedad renal.
"Pat (Riley) nos reunió y nos dijo qué era lo que pasaba", dijo Hardaway. "Me quedé impactado. Como persona, era devastador. Fue algo difícil de digerir, porque él estaba en gran condición física. Lo veía todo el año y era muy difícil verlo de esa manera.
"Pero el salió adelante. No dejó que lo detuviera. Fue un tributo al trabajo duro y a la determinación".
Quizá Mourning había hecho lo suficiente en su carrera hasta ese punto para tener argumentos sólidos para el Salón de la Fama. Pero no hay duda de que la convicción y el coraje que mostró para recuperarse tras el trasplante y volver al Heat para finalmente obtener un campeonato, hicieron de su inducción una mera formalidad.
"Cuando piensas acerca de mi carrera como un todo, he vivido una historia de fantasía", señaló Mourning. "Cuando piensas en todos los obstáculos que he superado...
"Hay muchos grandes jugadores que no tuvieron la oportunidad de ganar un título o de llegar a las Finales. Volver a la cancha tras el trasplante, volver y ganar el título es el mejor logro en mi carrera, fuera de la inducción al Saló de la Fama".
Aunque llegar al Salón de la Fama fue un obstáculo para Mourning, asegurarse de que aparte el tiempo para disfrutar la culminación de esa travesía es otro. Pero si hay alguna semana que pueda obligar a Mourning a bajar el ritmo, y disfrutar cada fase de su vida que parece aparecer frente a él, es ésta.
Él preparaba jugadas para los bases ahora prepara eventos de caridad en su casa para el Presidente Obama.
Él juntaba banderines divisionales, de conferencia, Olímpicos y títulos NBA en la American Airlines Arena. Ahora, ha juntado casi $10 millones en Miami para las organizaciones de caridad juveniles.
Él enviará a su hijo a la misma universidad en donde Mourning, un producto del sistema de atención a huérfanos, conoció a la única figura paterna que ha tenido. El círculo, de hecho, se ha cerrado.
"Todos somos productos de cómo otras personas han tocado nuestras vidas, cómo nos han enseñado, empujado, amado en muchas maneras", dijo Mourning. "Me siento muy honrado por experimentar este momento".
A lo largo de su carrera, Mourning se hizo famoso por exhibir sus enormes bíceps y no una sonrisa. Rutinariamente, él despedazaba a los defensivos con esos hombros gigantescos, pero en muy raras ocasiones dejó brotar sus emociones. Eso produce el ser el líder de la liga en bloqueos y dureza.
Así que, el viernes tendrán que disculpar a Mourning, si él se emociona un poco mientras le da las gracias a Thompson.
"Él me enseñó más acerca de la vida que de básquetbol", dijo Mourning acerca de Thompson. "Me trató más como un hijo que como un jugador. Él dedicó parte de su tiempo para asegurarse de que estuviera bien".
Mourning luego hará referencia a Riley, su otro presentador del Salón de la Fama, con palabras emotivas. "Ningún otro entrenador ha sido capaz de canalizar mi deseo de ganar, el sacar lo mejor de mí como competidor", dijo Mourning acerca de Riley. "Él, literalmente, me trajo hasta este punto. Es parte de mi DNA ahora, gracias a Pat Riley".
Pero fue Cooper quien le mostró la lección más valiosa en esta travesía.
"Era un jovencito de Virginia, que no entendía lo importante que era ser generoso, hasta que eso salvó mi vida", dijo Mourning acerca de Cooper, quien fue el primero al que Mourning llamó tras enterarse de que sería inducido al Salón de la Fama. "Él tuvo mucho qué ver con eso".
Los bloqueos y rebotes definieron una carrera para Mourning que ha florecido muy bien más allá del básquetbol. Pero su camino a Springfield fue pavimentado con asistencias que le cambiaron la vida.
Esas llegaron de la gente que ayudó a que la llegada de Mourning al Salón de la Fama fuera una clavada contundente.
Por Michael Wallace
ESPN.com


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