Su manera de encestar triples y los momentos en los que lo hace, su frescura, incluso su fanfarronería y arrogancia, su modo de ser, han sido bien acogidos por una gran cantidad de aficionados al basquetbol en todo el mundo. Todo lo que hace, le es festejado, aplaudido, y parece ser la nueva sensación de la NBA, el nuevo chico en la ciudad, el favorito de casi todos.
Y todo parece ir a favor de Steph, incluso cuando parece que las cosas van en su contra. Como por ejemplo en la serie ante los Rockets de Houston. Aunque Golden State jamás estuvo en riesgo de perder ante los texanos, los Warriors no contaron con Curry, quien se lastimó solo en el primer encuentro de la serie de primera ronda de Playoffs y hubo temor de que no pudiera regresar. Tuvo un esguince de rodilla, su gran temor y su kryptonita, lo que puede dar al traste con su carrera porque es la lesión que más lo ha limitado de jugar en sus primeros años, una buena razón por la que en parte su juego es más exterior, de menos contacto, para reducir los riesgos.
Pero regresó tras varios partidos de ausencia a causa de esa lesión en la rodilla y lo hizo en gran forma, apagando el fuego de los Portland Trail Blazers que parecía tenían lo que se necesitaba para darle un gran susto a los campeones, pero Curry regresó con la puntería todavía más afinada que otras ocasiones para convertirse en verdugo del estado de Oregon y de Rip City en la segunda ronda de la postemporada y eliminar a un rival más en busca de su segunda Final de Conferencia seguida.
Fuente: Yahoo DEPORTES
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